Nuestro grupo de senderismo ha
utilizado en múltiples ocasiones esta área recreativa (645 m) como punto de
partida para iniciar sus rutas; en esta ocasión lo hacemos para ofrecer a los
habituales usuarios de este espacio la posibilidad de acceder a estos cercanos
cerros y conformar una agradecida ruta llena de encantos: balconadas a los
cuatro puntos cardinales, castellares rocosos en las cumbres de los cerros,
zonas adehesadas por los cortafuegos y hasta singulares grutas. Para iniciar la
ruta nos dirigimos a la cancela de acceso a la ruta oficial del Mirador del
Berral, la cual seguimos apenas 250 m. Visitaremos el cerro del Las Peñuelas y
el pequeño macizo del Albarracinejo, formado por el cerro I, II, III y otro
alomado.
El carril que se intuye abajo a la
izquierda de la foto es el de los Llanos del Berral, nosotros nos desviaremos a
la derecha, al principio sin sendero. Los acebuches parecen indicarnos la
senda.
Unos metros más adelante la vereda
aparece ya bien marcada. Subimos con rapidez pero con facilidad, a media ladera
de la loma del Albarracinejo.
Pronto aparece al SO el emplazamiento
de Aznalmara y al fondo la sierra de la Silla.
Nos llamó la atención la gran cantidad
de ramas e importantes árboles como éste, rotas o arrancados de cuajo. Días
después visitamos el Albarracín, donde también aparecían por doquier. José
Antonio, cabrero de Las Lomas, nos habló de un fuerte levante como origen de
estos destrozos.
Como vemos en la imagen el sendero
está bien marcado y se aprecia la mano humana para salvar zonas rocosas. Tras
superar esta franja encontrarnos un collado. Nosotros decidimos torcer a la
izquierda para visitar primero Las Peñuelas.
Ya estamos camino del primer cerro.
Una alambrada a la derecha nos guiará hasta una angarilla y un mojón que nos
indica el límite de términos entre Grazalema y Benaocaz.
Hemos cruzado la angarilla y la
reciente limpieza del cortafuego nos muestra en todo su esplendor el suave
ascenso a Las Peñuelas (812 m). No nos conformaremos en coronar su cima;
avanzaremos unos metros para mejorar la perspectiva.
Esta es la recompensa al liviano
esfuerzo para avanzar por el lapiaz de la cumbre: el castillo de Aznalmara en
lo alto de su cerro-llave sobre el corredor de Tavizna-Boyar y la alargada
Silla.
Dirigiendo la cámara a nuestra derecha
aparece la culminación en declive de la sierra de Albarracín. Esa zona final es
conocida como el Alto del Puntal o Puntal del Albarracín (671 m). En el círculo
está la cabreriza de Las Lomas, donde aún vive José Antonio, amable joven de 31
años que cuida con esmero de su propiedad.
Último vistazo a la zona antes de
regresar; entre Monte Higuerón y Alto del Puntal el horizonte se amplía hacia
el Charco de los Hurones.
De regreso nos fijamos en el próximo
cerro a visitar, Albarracinejo I (841 m), como vemos auténtica masa calcárea
salpicada de resistentes algarrobos y acebuches.
Subimos a su tortuosa cumbre (841 m) desde la que apreciamos la cercana sierra de Albarracín. A la izquierda El Ponce (957 m) y a la derecha el Albarracín (975 m).
Algunas tardes hemos podido ver
increíbles candilazos desde estos
cerros.
Bajando del Albarracinejo I para subir
al II, debemos asomarnos a otra balconada desde la que contemplar Benamahoma en
la confluencia del Majaceite con el Descansadero, en la última cota de la
ladera de El Pinar y con el fondo del Labradillo.
Otro lapiaz nos espera para subir al
Albarracinejo II (841 m). La alambrada nos marca el trayecto, por otra parte
tampoco complicado sabiendo buscarle las vueltas.
Nos llamo la atención esta señal de
Montes Propios, labrada in situ sobre la misma roca casi horizontal y con una
cruz.
Desde este segundo cerro, posiblemente
el que ofrece mejores vistas, nos asomamos otra vez a Benamahoma.
La transición entre los cerros II y el III
sorprende por la entramada vegetación, las zonas de umbría y los sumideros que
se forman.
Estamos ya en la tercera cumbre que
mira más al NE, E y SE. La mejor vista nos la ofrece el impresionante macizo de
El Pinar. Una de las sombras más marcada es el camino de ascenso al Torreón
(1.648 m).
Abajo descubrimos los Llanos del
Berral. Fijándonos bien descubrimos la huella de hasta tres eras (una de ellas
actual helipuerto), en el centro un carril de doble rodada que lleva hasta el
Monte de las Encinas y Lagunilla de los Alacranes, a la derecha el que conduce
al mirador del Berral, paralelo al Charcones.
Abandonamos la excelente balconada, no
sin antes busca el área recreativa donde dejamos el coche. La mañana de sábado
avanza y pronto será complicado encontrar aparcamiento y mesa.
Para regresar al collado que divide
Peñuelas-Albarracinejo lo hacemos por esta bonita loma tutelada por este
bosquete de grandes encinas.
En ese otero encontramos, sobre su
lomo, un grupo de rocas perfectamente alineadas que culminan en unas peñas
fácilmente accesibles que nos ofrecen el último de los miradores de esta corta,
cercana y agradecida ruta. La verde avanzadilla no es otra que el cerro de Las
Peñuelas.
Apenas en 20 minutos bajamos a los
Llanos del Campo. Las vacas nos miran con cierto descaro y desconfianza. Perros
y gamberros (niños y adolescentes sobre todo) parece ser que no las dejan
pastar tranquilas. Hacemos un llamamiento a los muchos paseantes que utilizan
el sendero de El Berral para que aten a sus mascotas y controlen a sus retoños.
Las Peñuelas y los Albarracinejos forman un
breve macizo que actúa de transición entre Albarracín y Pinar.
El perfil es fiel reflejo de lo
accidentado del recorrido, siempre sobre los 800 m de altura.
Enhorabuena por vuestro blog. Nos ha sido muy útil para la realización de esta ruta.
ResponderEliminarSalu2
Gracias Picobarro, amigos de Rota, muy buena vuestra web; también nosotros hemos pillado de ahí más de una ruta. Esperemos encontrarnos en algún momento por la sierra.
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