Ascendemos
a media ladera por un terreno rocoso, salpicado de bellos bosquetes de
algarrobos. Debemos ir atentos a los hitos o traza del GPS porque son muchos
los senderos de cabras que salen del principal.
Unas
zonas allanadas nos recuerdan a ancestrales eras. Nos preguntamos ¿eras aquí?,
¿dónde estaría el sembrado? Más adelante encontraremos la respuesta.
En
poco más de media hora estamos en el cortijo del Albarracinejo (Casa de las
Zahúrdas en algunos blogs y mapas). Lugar encantador, rodeado de otras construcciones,
con algún eucalipto y su buen pozo.
José
Manuel AV (Naturaleza, Sitios y Gentes) nos ha cedido esta foto de 1988 donde
vemos una cortijada aún entera y semihabitada. Esteban, cabrero de la zona, nos
comenta que vivió allí hasta cerca de 1980 y posteriormente la usó hasta que
entró en estado ruinoso. También nos confirmó el nombre de Albarracinejo.
Imagen
comparativa de marzo’12 con la anterior de 1988. En su blog, Agustín García
Lázaro (Entorno a Jerez) nos hace una amplia descripción de la misma.
Dejamos
la cortijada y trasponemos una loma aclarada de vegetación, con largas vetas rocosas
que afloran. Ante nosotros el Ponce (izq.) y el Albarracín (dcha.) y dos
collados separados por otro cerrillo. La zona más clara del centro no es el
sendero sino una cárcava. Desde ahí salen dos senderos (el de la derecha más
seguido) que llevan a una angarilla y a un paso.
Hemos
cruzado el Llano de los Fósiles, zona aclarada y usada para sembrar cereales; aquí
está la explicación de las eras, situadas a media distancia entre el sembrado y
el cercano Cordel de Arcos. En su blog (Entorno a Jerez) Agustín propone sea
denominado Llano de Gavala Laborde, insigne geólogo que ya en 1918 describe el
lugar y enumera los abundantes fósiles encontrados en él
Si
hemos tomado la opción de subir por la vereda de la derecha encontrarnos este
quejigo. En invierno presenta un aspecto extraño por estar abundantemente
poblado de hoja (es un quercus caduco) siendo la responsable una hiedra que
crece sobre él. Cuando buscamos la enredadera no la encontramos pon nacer y
ascender por el interior del tronco totalmente hueco. Morirá el quejigo y tras
él la hiedra al perder su maceta.
A
medida que subimos encontramos miradores en los que descansar, recuperarnos y
admirar la sierra del Pinar. Obsérvese la loma que hemos cruzado y la
alineación de encinas.
Si
giramos levemente nuestra cámara a la izquierda aparece la trapezoidal sierra Labradillo
y el conjunto de sierras Zafalgar-Hinojar-Blanquillo.
Si
hemos seguido el sendero más cercano al Ponce encontraremos una angarilla para
cruzar; si, por el contrario, tomamos el de la derecha, nos cerrará el paso una
alambrada marcada por esta calavera de vaca con la que se entretienen nuestros
amigos.
Decidimos
ir primero al Ponce. Desde allí nos llamó la atención unos puntitos que se
movían por el Albarracín; no eran cabras sino senderistas de Utrera con los
cuales estuvimos charlando después. Como vemos la cima está forrada de una
cubierta rocosa que hay que trepar con cierto cuidado pero sin gran dificultad.
Ya
estamos en la cima del Albarracín y desde ella vemos al Ponce coronado de una
masa rocosa fácil de ascender y con buenas vistas a Benaocaz y sierras Endrinal-Ubrique.
Más
a la izquierda aparece en gran macizo del Endrinal, dominado por la planicie
del Simancón. Más a la derecha Coargazal y Jauletas. En la base, el cerro de
las Cueva.
La
misma ladera del Albarracín impide ver El Bosque al completo, pero aún así
tenemos bellas estampas entre los algarrobos cercanos a la cima.
Más
al completo se ve Benamahoma, casi atrapado
por la ladera-lengua procedente del Pinar. También intuimos la confluencia del
Majaceite con su afluente la Breña del Agua.
Hemos
solicitado a Agustín (Entorno a Jerez) nos ceda esta bella imagen del Pinar
conseguida en día claro y contrastado que permite confirmar el parecido que
presenta la sierra con una cara de mujer (el resto del cuerpo lo formaría
Labradillo y Margarita) y los profundos surcos labrados por los torrentes, uno
de ellos aprovechado para subir al Torreón, pocas veces visible como aquí.
Saturados
de 360 grados de paisajes, bajamos buscando la loma que lleva hacia el Alto del
Puntal. Para ello evitamos una crestería y de paso localizamos este aljibe
descubierto. La basta reguera encauza las aguas del incipiente arroyo hacia un
pozo de decantación.
Otra
reguera, más cuidada, la conduce ahora, ya limpia de barro, al aljibe. De él
observamos que salía una goma hacia la clásica bañera, varios de cientos de
metros más abajo. Esa goma y el cauce del arroyo lo usaremos para descender por
las cercanías del Cancho del Pozo.
Hemos
superado esta caseta vigía, estratégicamente situada para localizar prontamente
cualquier incendio de los alrededores. Prácticamente hasta ella llega la pista
de las alas delta, que podríamos usar para un descenso rápido, acortando metros
abajo por un cortafuego camino de El Bosque. Nosotros seguimos el camino del
Alto.
Nos
llama la atención, a nuestra izquierda, una cabreriza (Las Lomas) con abundante
presencia de animales: cabras, burros, vacas, cerdos, gallinas, pavos… incluso
una mula con su serón puesto. Nos acercamos y encontramos a José Antonio, joven
cabrero que vive aquí y cuida con esmero su propiedad. Con amabilidad nos
nombra las reseñan con las que conoce estos lugares. Localizamos casi todos
ellos excepto el Pilón del Buey que creímos entender dejamos a nuestra
izquierda al subir al Albarracín.
Regresamos
a la cuerda del Albarracín camino del Puntal, no pudiendo por menos de
fotografía este trío de encinas, muy cerca de Las Lomas y que deben
proporcionar a José Antonio y sus animales una agradable sombra en el ardiente
verano.
Recomendamos
alternar la bajada con desplazamientos a izquierda y derecha para asomarnos a
las dos laderas. En esta El Bosque.
En
la otra Benaocaz y su tremendo entorno: por encima El Caíllo, a la izquierda del
pueblo las últimas estribaciones del Endrinal, a la derecha Sierra Alta y entre
ambas la angostura por donde escapa a su campiña el Pajarito.
La
zona estaba limpia de maleza (cortafuego) recordando a una dehesa aprovechada
doblemente por Jose Antonio: leña abundante para la candela e hierba para sus
vacas y cabras. Este altozano es el verdadero Alto del Puntal, tras él una
vaguada y un roquedo que sirve de
mirador.
Descendemos
ligeramente desde el Alto buscando una mejor perspectiva que nos la proporcionan
unas peñas. De izquierda a derecha y sólo fijándonos en los enclaves más cercanos:
el castillo de Aznalmara.
Asentamiento de Tavizna, parcialmente tapado por el cerro Mateo.
Monte
Higuerón de Tavizna, tapando a la sierra de la Silla.
Charco
de los Hurones. El Cabezo de Santa María parece separar sus aguas. Más cerca
otros dos cerros entre los cuales circula en Tavizna. Ahora debemos retroceder,
paralelos a una alambrada hasta encontrar un paso que cruzaremos para descender
hasta El Bosque.
Desde
ese paso desciendo un rápido e inclinado sendero (ver mapa, trazo rojo) que
lleva hasta el área de los Cañitos. Lo usamos durante unos 500 m, pero después
torcemos a la izquierda buscando un sendero más bonito, menos inclinado que
recorre gran parte de la ladera, primero a través de un bosque típico
mediterráneo y después por un gran pinar. A medio camino vemos el Cancho del
Moro, que cruzaremos por entre las dos peñas.
Ya
estamos cruzando el Cancho, buen lugar para descansar antes de hacer los
últimos kilómetros. La foto está tomada volviendo la vista atrás.
Tras
parar el Cancho del Moro encontramos bellos miradores hacia El Bosque y toda la
Campiña. Para descender hasta una profunda arroyada debemos bajar estas gradas
naturales, posiblemente acondicionadas por la mano humana.
Cruzamos
el cauce seco, ascendemos y aparece el Llano de la Polvora que debemos cruzar
de parte a parte. De él salen varios senderos: por el que hemos llegado, a la
derecha, junto al alto pino; el de bajada, a la izquierda; el que vemos al
frente, atajo que lleva a la pronunciada Curva de la Oveja. Pasada esa curva
nos salimos de la pista y ascendemos buscándola otra vez más arriba. Antes de
llegar a ella sale otro agradable sendero que lleva directo a la finca de Las
Lomas. El mapa adjunto puede aclarar mejor esta descripción.
Dentro
del pinar encontramos emblemáticos quejigos, como este ejemplar de grueso
tronco y ramaje desproporcionadamente pequeño por la tala, recuerdo del gran
bosque mediterráneo aclarado año tras año para el carboneo.
José
Luis Juárez (Profundiza Albarracín) , gran conocedor del entorno, nos contó los
avatares sufridos por este cerro, albergue de un gran bosque autóctono,
salvajemente cercenado hasta quedar en la desolación que muestra la foto de
1958, momento en el se empezó a repoblar para evitar la rápida colmatación de
los Hurones. Muchos pidieron que se plantara de almendros, pero finalmente se
plantaron unos 600.000 pinos de diversas variedades (carrasco y piñonero sobre
todo). José Luis opina que fue una decisión acertada.
Gran
ruta que permite conocer bien este monte, como se ve en el mapa, con múltiples
posibilidades, sobre todo, de bajada. Dos errores a señalar en el mapa del IGN:
la pista de alas delta llega hasta la “Caseta Vigía” y la gran curva (Curva de
la Oveja) de esa pista se debería cruzar con nuestro track rojo). Clic sobre el mapa para verlo a mayor tamaño.
Hacer
esta ruta en sentido inverso (El Bosque-Benamahoma) y más si se hace por el
cortafuego supone un esfuerzo similar o superior a subir al Torreón.
Felicidades por este magnífico reportaje,tanto por la exhaustiva información como por las imágenes y la narración.
ResponderEliminarJ.L. Juárez
Gracias José Luis. Para entender bien la parte de la ladera del Albarracín fue imprescindible la tarde que nos dedicaste y el sendero a media ladera que nos llevó hasta Las Lomas. Nos queda alguna escapada más quie hacer porque el Monte da para mucho. La foto que nos has cedido es desoladoramente maravillosa.
ResponderEliminarPedro Schez.
Se echaba de menos una "integral del Albarracín"... y lo habéis conseguido: felicidades y gracias.
ResponderEliminarbuenas, no se como va esto, pero si me leeis, quiero preguntar si vais a organizar ir a la feria de jerez, y con que compañía de bus trabajais, una amiga me ha hablado de vosotros, grc
ResponderEliminarPara que ampliéis información os diré que Cerro Ponce es también llamado, en Benamahoma, el Cancho del Buey y el pilón del buey está por debajo del mismo, entre las piedras, a su derecha si nos encontramos mirando hacia el Torreón. Un saludo.
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