Ruta
lineal que sale del puerto del Boyar (1.111 m), cercano a Grazalema, entre la
sierra del Pinar y del Endrinal, para dirigirse hacia Benaocaz siguiendo en un
principio el camino de San Fernando hasta la casa de las Albarradas (o cortijo
de Albarrán según los mapas) para acercarse al Salto de Cabrero en dos
miradores opuestos, cruzar el puerto de Don Fernando y bajar hasta Benaocaz (787
m) una vez superado el arroyo Pajaruco. Sendero muy transitado los fines de semana por ser uno de los
clásicos recorridos del Parque Natural Sierra de Grazalema. Destaca por su
interés paisajístico, además del paso por enclaves que nos recordarán la dura
vida en la sierra, sin olvidar las leyendas del cabrerillo y el hecho
dudosamente histórico del paso por la zona de los Reyes Católicos. Febrero’14. Sin
Permiso.
Datos:
10,8 km / Unas 4 horas / Alturas: 1111 – 733 m / Desniveles: + 245 – 568 m
NOTA: SENDERO ACTUALMENTE CERRADO DESDE EL BOYAR. VER COMENTARIOS AL FINAL.
Ya
desde el puerto del Boyar podemos ver con claridad una de nuestras metas: la
conocida falla del Salto del Cabrero. Al fondo la sierra de la Silla. En la
foto puede intuirse como una parte de la ladera que formaba el cerro se deslizó
y se hundió dando lugar a este singular monumento natural.
Desde el puerto nos
llamará la atención este gran cerro llamado Monete (1.444 m) que tapa al
cercano San Cristóbal (1.554 m) de ahí que se les confunda y también sea
conocido como “Falso San Cristóbal”.
Iniciamos el sendero cruzando una cancela
bien señalada y con información básica. A nuestra derecha y abajo quedará en
todo momento el corredor del Boyar; en la parte alta la ladera de solana de la
sierra del Pinar cortada por la carretera.
Avanzamos en descenso por un amplio
carril (Camino de San Fernando) acercándonos por momentos al Salto. Siempre al
fondo la sierra de la Silla (Adrión y Silla) que termina en el monte Higuerón.
Estas
praderas fueron las antiguas dehesas boyales en las que se cedían los mejores pastos
a estos apreciados animales de tiro y labor. El corredor del Boyar, por cuyo
fondo discurre el arroyo Garganta (formador primero del Tavizna y después del
Majaceite), es una zona de gran complejidad litológica, frontera entre dos
macizos geológicamente distintos: Pinar y Endrinal.
Al alejarnos va ganando en
amplitud y perspectiva la sierra del Pinar, principal macizo gaditano por
altura. Aún vemos el predominio del Monete a la derecha. La carretera coincide
aproximadamente con el antiguo cordel de Arcos.
En este tramo destacan los grandes
quejigos, solitarios como este en un altozano del carril…
… o formando grupos
como estos tres hermosos ejemplares. Sus hojas marcescentes han permanecido en
el árbol hasta bien avanzado el invierno. Estos ejemplares, muy expuestos al
viento y a las tremendas precipitaciones, las han perdido totalmente. Así
permanecerán hasta bien avanzada la primavera.
En uno de los montículos del
sendero aparece la casa de las Albarradas, enmarcada en ese fondo sorprendente
al que nos vamos acercando.
Tras las lluvias del invierno de 2014 aparecen
numerosos nacimientos y rezumes ocasionales procedentes del Endrinal. Destaca éste,
poco antes de llegar al caserío y que debe mantener cierta estabilidad porque
de él sale una goma hacia un abrevadero.
Frente a nosotros la bonita dolina de
las Albarradas que se forma entre las caídas del Endrinal y el cerro de las
Albarradas.
Casa de las Albarradas. Las albarradas hacen referencia a muros de
piedra seca (sin argamasa) para evitar la entrada o salida de animales, como
los que rodean a esta casa. También a zonas llanas o allanadas en una ladera
sujetas por una albarrada.
Nuevos quejigos, esta vez decrépitos, jalonan el
sendero. Algún rayo, la tala, enfermedades o simplemente la vejez va acabando
con ellos.
Cerro de las Cuevas. Su situación hace que desaparezca la dehesa del
Boyar y se encajone el arroyo Garganta en preciosos rápidos, cascadas y
marmitas de gigante.
A medida que descendemos los quejigos van siendo
sustituidos por encinas como esta atormentada por alguna roca que la pudo
quebrar en su juventud o el desarraigo de su base producido por el torrente
cercano.
Nos despedimos de la sierra del Pinar. Observemos como ha ido ganando
protagonismo su parte central-izquierda, donde se encuentra el Torreón (1.648
m) en detrimento del ya lejano Monete.
Al llegar a esta zona (tras una pequeña
subida en zigzag) y señalada con dos hitos, podemos torcer a la derecha,
abandonar momentáneamente el sedero, cruzar una angarilla y buscar a unos 150 m
un mirador hacia el Cabrero.
Aquí tenemos este gran enclave natural. Este
mirador permite apreciarlo en toda su plenitud, con la cumbre del Cabrero a la
izquierda (985 m) y La Mesa a la derecha (893 m). Si bajáramos lo haríamos a
una hondonada llamada el Hoyo de los Helechos.
Si nos asomamos a la derecha
vemos como se señala en el fondo del valle el A. Garganta, los cantiles finales
del cerro de las Cuevas, a media altura Las Peñuelas y Albarracinejo y
finalmente la doble giba del Ponce y el Albarracín.
Pese a lo escarpado del
precipicio izquierdo los buitres han elegido La Mesa para anidar, seguramente
por su mejor orientación a solana. Entre los dos labios de falla se forma un
gran amontonamiento rocoso, que culmina, antes de descender hacia el nacimiento
del Hondón, en el puerto del Cucadero.
Volvemos al sendero principal y a la
izquierda encontramos este rancho serrano en ruinas. Podemos acercarnos si
queremos conocer la estructura de estos caseríos: amplia corraleta perimetral
de piedra seca, corrales de menores dimensiones para separar a los animales, horno,
cocina, dependencia todo uso… Se la identifica como la casa del
prestamista-usurero de la leyenda del cabrero. Hemos leído que recibe el nombre
de Majá de Santo, aunque en los mapas aparece en las cercanías otra casa
llamada cortijo del Santo.
En el exterior, donde prácticamente se vivía, una
roca adaptada para “machar” aceitunas, nueces, almendras … y lo que surgiera.
El
sendero, muy señalado, nos lleva hasta la gran dolina conocida como Llano del
Callejón, fruto del modelado kárstico que ha ido trasformando, por disolución y
otros procesos, las calizas permeables en arcillas impermeables.
Segundo mirador
con cartelería informativa.
Aunque los senderistas suelen darse la vuelta en el
mirador anterior es conveniente bajar un poco más para ver con mejor
perspectiva el lugar. Aquí podemos imaginarnos al cabrerillo de La Mesa saltando
limpiamente los más de 50 m de separación con su cantarillo de leche. Aunque
otra de las leyendas nos sitúa al cabrero saltando en el justo momento en el
que se iniciaba la separación de la falla y a los hijos del usurero cayendo al precipicio
al no poder superarla.
Aljibe del Llano del Callejón. Eran pequeños almacenes
de agua de lluvia protegidos para evitar la caída de los animales. (Imagen de
enero de 2012, actualmente está más deteriorado).
Algunos senderistas suben al
vértice salvando los lapiaces de ladera.
Abandonamos el lugar, volviendo la
vista atrás, camino del puerto de Don Fernando. Otra leyenda más de este
entorno sitúa a los Reyes Católicos en este lugar camino de Granada. Una
versión dice que las mujeres de Benaocaz trajeron hasta aquí sus joyas para
ayudar a los gastos de la campaña. Otra, que a modo de tributo, ofrecieron sus
riquezas para congraciarse con los nuevos señores y así poder mantener su
status (Benaocaz había sido recientemente conquistado por los cristianos). Lo
cierto es que permanece el dicho: “En Benaocaz, la hembra lo más”.
Nos
desviamos un poco del sendero para visitar esta solitaria encina denominada la Alcahueta. De porte humilde, con su producción de bellotas se aforaba la
montanera de la finca y así calcular el número de cerdos a admitir; de ahí que
esté registrada dentro del catálogo de árboles singulares de Andalucía. Su
soledad es debida al intenso carboneo de los años 40 y 50 que arrasó estos
grandiosos encinares.
Pese a la abundante lluvia desde el otoño hasta la
primavera, esta se pierde por filtración en el permeable suelo calizo por lo
que es necesario recurrir a los aljibes como este situado en la finca Puerto de
Don Fernando. Nuestros amigo Manuel Limón lo catalogó para Conocetus Fuentes.
Estos aljibes estaban conectados con el caserío cercano para
recibir las aguas de sus tejados que recogían las canales y por una tubería o
reguera eran llevados hasta el depósito. Esta es la casa del Puerto de Don
Fernando, como vemos en buen estado, semihabitada y centro de una explotación
ganadera caprina y bovina.
Desde el aljibe buscamos el sendero y lo encontramos
en esta calera. Un panel nos habla de tiempos no muy remotos en los que la
piedra caliza, las aulagas y el fuego proporcionaban a los lugareños una forma
de sobrevivir en estos agrestes lugares: la producción de cal.
Iniciamos el
descenso hacia Benaocaz, bajando con cuidado, por un laberíntico sendero de
piedras sueltas y breves tramos empedrados. Al fondo la sierra del Caíllo.
Volvemos
la vista atrás y percibimos mejor el lugar por donde hemos bajado. Sería por la
parte izquierda de la foto, coincidiendo en algún tramo con una antigua colada.
Abandonamos en este lugar la finca Puerto de Don Fernando y entramos en la del
Pajaruco.
Puente sobre el Pajaruco, arroyo estacional que puede volverse
tremendamente fogoso o secarse ante la ausencia de lluvias. Lo cruzamos por el
“puente romano” construido en 1940 por el pueblo para sustituir al antiguo paso
de troncos.
Ya a las puertas del pueblo localizamos algunos llanos donde pasta
el ganado. Cerrando el horizonte sierra Alta.
En un punto, al final del trayecto,
mirando a nuestra derecha, aparece el castillo de Aznalmara a través de la
angostura labrada por el Pajaruco entre sierra Alta y las últimas estribaciones
del Endrinal.
Si hemos salido desde el Boyar a primera hora de la mañana
llegaremos tras unas 4 horas de camino a la hora justa de degustar un buen almuerzo,
por ejemplo, en este restaurante situado a la entrada del pueblo.
Perfecta entrada Pedro. Hace ya tiempo que no visito el Cabrero más que nada porque hay un aluvión de personas y prefiero sitios menos transitados. En este sendero he encontrado de todo, personas con cascos escuchando musica en el movil, grupos de hasta 40 personas dando gritos y desestabilizando la tranquilidad del lugar, en fin, que te voy a contar. Por eso prefiero lugares más tranquilos para pasear. Un saludo y buena entrada
ResponderEliminarGracias Jesús. La hice un domingo y encontré bastante gente, por suerte parejas y grupitos educados. Después de patear mucha sierra, curiosamente no había hecho nunca el tramo Boyar-Cabrero-Benaocaz completo. Es una gran ruta, tiene de todo... y muchísima historia.
ResponderEliminarGreat landcape and shots.
ResponderEliminarGracias Retriever, nos alegramos que nuestros paisajes y fotografías sean de tu agrado. La realidad aún es mejor.
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