Al cruzar Puerto Serrano habíamos visto en alguna ocasión indicadores “al Balneario de Pozo Amargo”; el tema nos intrigó y determinamos buscar este desconocido lugar gaditano situado entre dos pueblos sevillanos: Coripe y Morón. Llegar desde Villamartín nos llevó su tiempo (fuimos por Montellano y Coripe) y de paso, además de recrearnos en el bello poblado (conocido en algún momento como Colonia de Santa Isabel) y conocer las ruinas del balneario, subimos a la pequeña sierra del mismo nombre y visitamos las salinas del Concejo.
La historia de Pozo Amargo siempre estuvo ligada a Morón. En este mapa de 1935 vemos el escaso término municipal de Puerto Serrano, localidad que se emancipa de Morón en 1835, iniciándose pronto un larguísimo pleito lleno de sentencias y recursos. Morón no quiere ceder el importante Guadalete con sus molinos y Puerto Serrano reclama éste y 7.000 ha más sobre las ya concedidas.
En este mapa de 1975 ya aparece el término al completo. El pleito lo zanja el general Franco ¡en 1941! dándole la razón a Puerto Serrano y completándole el término, aunque a la provincia gaditana le salga esta rara protuberancia. La población de Pozo Amargo, ajenos al tema, se entera ya en 1945 que no son sevillanos sino gaditanos y que deben pagan los impuestos a más de 30 km por carretera y gestionar los papeles en Cádiz a unos 130 km.
Aunque el origen del las aguas minerales de Pozo Amargo se remonte a tiempos muy lejanos, el arranque del balneario se sitúa en 1792 cuando un religioso solicita al ayuntamiento “permiso y licencia para conseguir unos baños útiles al Reyno; la habitación y comodidad de los enfermos y el culto…” La solicitud es atendida pero la construcción del balneario se va alargando en el tiempo hasta 1914. (Fotografía de principios del siglo XX).
La primera parte del S. XX es la época de esplendor del balneario, con campaña veraniega de 4 meses y centenares de visitantes. El poblado crece y los servicios se amplían: capilla, salas de bailes, fonda, biblioteca, escuela, enfermería, casas de alquiler…, lo que hace pensar en una clase social alta, ratificada por la relación de pacientes que se conserva. Diversos motivos (mala gestión, subida de precio, retirada de clientes, conflictos familiares…) llevan al cierre en 1930 y al abandono total en 1936 con el comienzo de la Guerra Civil. (1994. José Reina).
Vista delantera de la antigua fonda. Fue uno de los edificios más importantes, con amplios salones, numerosas habitaciones, comodidades, patios y galerías soladas con pavimentos Lafarge…(1993. José Reina).
Tras charlar con la familia Reina, que nos facilitó información y compañía en el recorrido por el poblado, decidimos visitar el pequeño enclave y subir a la sierra.
Iniciamos el recorrido desde la plaza, rodeada de antiguas casas de alquiler, hoy segundas viviendas, en la que ya destaca en la parte alta la capilla o ermita de la Asunción.
Enseguida bajamos al manantial, hoy con estructura de pozo “protegido por un kiosko octogonal cerrado por bóveda, todo de fábrica de ladrillo”. Sin abrir la puerta se percibe el fuerte olor a sulfhídrico. Cuando nos asomamos vemos el burbujeo. Diversos análisis realizados centran su composición en: ácido sulfhídrico y sales cálcicas, magnésicas y sódicas. Actualmente se usa para abastecer una piscina privada de grandes dimensiones. Llegó a producir el manantial 8.000 litros/hora.
Poco más abajo encontramos el verdadero edificio del balneario en situación ruinosa y usado en los últimos 70 años para actividades ganaderas y agrícolas. Pese a su estado se percibe la importancia del edificio, la buena distribución de las salas, baños, enfermerías…
Tras bordear el edificio aparece un riachuelo que no es otro que el Guadaira (arroyo de los Baños), río eminentemente sevillano que el reparto político del territorio le ha llevado a tener origen gaditano. Nace apenas a 2-3 km de este lugar. Observamos un azud y canal de riego para antiguas huertas.
Una de las grandes dependencias del balneario. Las aguas del manantial se usaban tanto para baño como bebida e inhalación de vapores. Pascual Madoz señala ya en 1840 algunas de sus propiedades: “olor bastante marcado a azufre o huevos podridos, color algo lactescente, sabor salobre y picante”.
Aún en pie las molduras numeradas de las principales dependencias.
Interminable sería señalar las supuestas propiedades curativas que nos señalan durante siglos varios autores. Destaquémoslas como curiosidades: infinidad de afecciones de la piel, catarros vaginales, histerismo, mejora de las funciones orgánicas vitales e intelectuales… ¿Cómo se pueden abandonar unas aguas con estas propiedades?
Al parecer las tinas de baño han ido despareciendo con el tiempo aunque se conserva ésta en las cercanías. Su capacidad era de unos 900 litros.
Dejamos el poblado, dándole las gracias al Sr. Reina por su amabilidad y siguiendo sus instrucciones decidimos subir a la cercana sierra. Su altura es escasa (486 m), pero logra destacar entre los numerosos cerros del entorno.
En el camino de ascenso encontramos abundante rocas de colores ocres y rosáceos. En su visita a la zona Pascual Madoz hace una amplia descripción y deja escrita la existencia de “areniscas de afilar, cuarzos simples, pedernales, piritas de azufre, ágata, minas de cobre y canteras de mármol rosa”.
En algunos escritos se señalan importantes fuentes, además del manantial mineral, de aguas de mejor sabor y sin el desagradable olor que regaban la huerta de San José. No sabemos si ésta será una de ellas.
A la cima se llega más por intuición que por senderos. Nos llama la atención los abundantes restos de posibles poblamientos prehistóricos de la época neolítica, ibérica y asentamientos árabes.
Amplio paisaje el que se domina, logramos distinguir hasta el Peñón de Zaframagón.
Restos de cimentaciones que parecen pertenecer a una población ancestral e incluso a un castillo moro desaparecido según algún lugareño.
Buscando el horizonte oeste aparece el castillo de Cote en primer plano y tras él la sierra de Montellano.
Bajamos sin sendero señalado la vereda que traíamos. La encontramos al llegar a este trigal.
Un antiguo sendero invadido por la vegetación nos permite completar el círculo y salir a la carretera que nos lleva al poblado por esta angarilla con escalera lateral.
Completamos la visita a la pequeña localidad y nos fijamos en algunos de los edificios más emblemáticos como la antigua fonda. La vista trasera nos informa mejor de su amplitud e importancia.
Cuidada capilla a la que entramos gracias a la amabilidad de una vecina que nos deja las llaves. En sus paredes algunos azulejos y escritos que nos informan de su dedicación a N.S. de la Asunción, construcción en la segunda mitad del S. XIX, restauración en 2012 y primitivas peticiones explicando la necesidad de dotar al lugar de una capilla ante la afluencia de pacientes.
Decidimos tomar el coche para visitar las cercanas salinas del Concejo. Basta seguir la carretera hacia Morón hasta encontrarlas a poco más de 3 km. Dejamos el coche donde nos señalan en Pozo Amargo e iniciamos el recorrido.
El manantial o rezume está situado en la parte izquierda, procedente de margas yesíferas del Keuper. Allí comenzaremos y acabaremos junto a la casa de la derecha.
La acequia de color oscuro es el aporte acuoso con fuerte olor a sulfhídrico y ésta la primera balsa de evaporación.
Es curioso el cambio de color, del verdoso al azulado, de la primera a la segunda balsa. El origen de las salinas es medieval y debieron de abastecer de sal al vecino Morón.
En el inventario de salinas de 2002, la del Concejo, era una de las 26 que aún funcionaban en Andalucía como demuestra esta imagen tomada de Panoramio (Jonieto, 2003).
En cambio esta otra imagen de 2013 es el retrato del abandono, con nula producción de sal, al menos con carácter industrial.
Acabamos el recorrido en una construcción cercana a la casa de la Salina, junto al arroyo Papahigos, donde se forma una zona pantanosa. Restos de una maquinaría para trabajar la sal y un pozo de aguas lechosas y salobres completan el desatendido lugar.
Bibliografía:
Reina Romero, José. Balneario de Pozo Amargo I y II. Asociación Cultural Amigos de Morón. 1993-94. (Descarga de ambos ejemplares).
Romero Romero, Fernando. Historia de Puerto Serrano. Diputación de Cádiz. 2003.
Pueblos de la provincia de Cádiz. Puerto Serrano. Diputación de Cádiz.
Conoce tus fuentes: Salinas del Concejo - Balneario de Pozo Amargo
8 comentarios:
Buen trabajo para inaugurar la temporada Pedro. Pero en FB la defines "aldea sevillana", me has liado. Sin embargo las salinas la adjudican, en algunas publicaciones a Sevilla. Tengo fotos (diapos) del lugar de la época analógica, me has dado ganas de buscarlas y comparar. A ver si nos vemos (dos veces el mismo verbo, se puede decir esto?).
Sí José Manuel, puse "aldea sevillana" porque siempre perteneció a Sevilla, como comento en la entrada hasta casi mediados el S. XX. Sus pocos habitantes no se sienten gaditanos y viven más cara a Morón y Coripe. Geográficamente las salinas del Concejo también están dentro de esa extraña península que se forma al norte de la península gaditana pero fueron las abastecedoras de sal para Morón. Cuando quieras nos vemos, tenemos pendiente alguna salida más por el "Guadalete desconocido".
Buenísimo, voy a leerlo más despacito, pues me han sobrepasado los datos. Saludos cordiales
Muy interesante Pedro. Es uno de los sitios de los que tenía en el punto de mira para esta temporada. Iré con más entrado el otoño así podré compartir imágenes diferentes a las tuyas. Me alegra volver a leernos un año más. Saludos.
Pedro. Un poco tarde, pero he visitado el blog. Me ha gustado mucho, no teíae ni idea de la existencia del balneario. Como siempre muy completo y bien documentado. Espero visitarlo con el grupo de senderismo este año. Un saludo Modesto
necesito informacion para saber si se puede usar este agua de azufre como terapia para la piel.
tambien como se llega haciendo senderismo, saliendo del pueblo mas cercano al balneario de pozo amargo.
es urgente la respuesta.
mail: zarels@yahoo.com
movil: 632 312 498
Saludos Emilio.
Si lees con detenimiento la entrada verás que el balneario dejó de funcionar hace muchos años. Las aguas minero-medicinales siguen allí manando, pero dentro de una propiedad privada y sin ningún tipo de uso terapéutico. Nosotros llegamos en coche e hicimos una ruta subiendo a la sierra de Pozo Amargo. El pueblo más próximo es Coripe y desconozco si hay algún sendero, a la vista de los mapas parece que no, porque la unión natural entre ambas localidades es por cañadas y cordeles que en muchos tramos ocupa la carretera.
Yo trabajé en esa salina con 10 años,
sacando sal de las pozas
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