sábado, 1 de marzo de 2014

PUERTO DEL BOYAR - SALTO DEL CABRERO - BENAOCAZ

Ruta lineal que sale del puerto del Boyar (1.111 m), cercano a Grazalema, entre la sierra del Pinar y del Endrinal, para dirigirse hacia Benaocaz siguiendo en un principio el camino de San Fernando hasta la casa de las Albarradas (o cortijo de Albarrán según los mapas) para acercarse al Salto de Cabrero en dos miradores opuestos, cruzar el puerto de Don Fernando y bajar hasta Benaocaz (787 m) una vez superado el arroyo Pajaruco. Sendero muy transitado  los fines de semana por ser uno de los clásicos recorridos del Parque Natural Sierra de Grazalema. Destaca por su interés paisajístico, además del paso por enclaves que nos recordarán la dura vida en la sierra, sin olvidar las leyendas del cabrerillo y el hecho dudosamente histórico del paso por la zona de los Reyes Católicos. Febrero’14. Sin Permiso.
Datos: 10,8 km / Unas 4 horas / Alturas: 1111 – 733 m / Desniveles: + 245 – 568 m

NOTA: SENDERO ACTUALMENTE CERRADO DESDE EL BOYAR. VER COMENTARIOS AL FINAL.


Ya desde el puerto del Boyar podemos ver con claridad una de nuestras metas: la conocida falla del Salto del Cabrero. Al fondo la sierra de la Silla. En la foto puede intuirse como una parte de la ladera que formaba el cerro se deslizó y se hundió dando lugar a este singular monumento natural.


Desde el puerto nos llamará la atención este gran cerro llamado Monete (1.444 m) que tapa al cercano San Cristóbal (1.554 m) de ahí que se les confunda y también sea conocido como “Falso San Cristóbal”.


Iniciamos el sendero cruzando una cancela bien señalada y con información básica. A nuestra derecha y abajo quedará en todo momento el corredor del Boyar; en la parte alta la ladera de solana de la sierra del Pinar cortada por la carretera.


Avanzamos en descenso por un amplio carril (Camino de San Fernando) acercándonos por momentos al Salto. Siempre al fondo la sierra de la Silla (Adrión y Silla) que termina en el monte Higuerón.


Estas praderas fueron las antiguas dehesas boyales en las que se cedían los mejores pastos a estos apreciados animales de tiro y labor. El corredor del Boyar, por cuyo fondo discurre el arroyo Garganta (formador primero del Tavizna y después del Majaceite), es una zona de gran complejidad litológica, frontera entre dos macizos geológicamente distintos: Pinar y Endrinal.


Al alejarnos va ganando en amplitud y perspectiva la sierra del Pinar, principal macizo gaditano por altura. Aún vemos el predominio del Monete a la derecha. La carretera coincide aproximadamente con el antiguo cordel de Arcos.


En este tramo destacan los grandes quejigos, solitarios como este en un altozano del carril…


… o formando grupos como estos tres hermosos ejemplares. Sus hojas marcescentes han permanecido en el árbol hasta bien avanzado el invierno. Estos ejemplares, muy expuestos al viento y a las tremendas precipitaciones, las han perdido totalmente. Así permanecerán hasta bien avanzada la primavera.


En uno de los montículos del sendero aparece la casa de las Albarradas, enmarcada en ese fondo sorprendente al que nos vamos acercando.


Tras las lluvias del invierno de 2014 aparecen numerosos nacimientos y rezumes ocasionales procedentes del Endrinal. Destaca éste, poco antes de llegar al caserío y que debe mantener cierta estabilidad porque de él sale una goma hacia un abrevadero.


Frente a nosotros la bonita dolina de las Albarradas que se forma entre las caídas del Endrinal y el cerro de las Albarradas.


Casa de las Albarradas. Las albarradas hacen referencia a muros de piedra seca (sin argamasa) para evitar la entrada o salida de animales, como los que rodean a esta casa. También a zonas llanas o allanadas en una ladera sujetas por una albarrada.


Nuevos quejigos, esta vez decrépitos, jalonan el sendero. Algún rayo, la tala, enfermedades o simplemente la vejez va acabando con ellos.


Cerro de las Cuevas. Su situación hace que desaparezca la dehesa del Boyar y se encajone el arroyo Garganta en preciosos rápidos, cascadas y marmitas de gigante.


A medida que descendemos los quejigos van siendo sustituidos por encinas como esta atormentada por alguna roca que la pudo quebrar en su juventud o el desarraigo de su base producido por el torrente cercano.


Nos despedimos de la sierra del Pinar. Observemos como ha ido ganando protagonismo su parte central-izquierda, donde se encuentra el Torreón (1.648 m) en detrimento del ya lejano Monete.


Al llegar a esta zona (tras una pequeña subida en zigzag) y señalada con dos hitos, podemos torcer a la derecha, abandonar momentáneamente el sedero, cruzar una angarilla y buscar a unos 150 m un mirador hacia el Cabrero.


Aquí tenemos este gran enclave natural. Este mirador permite apreciarlo en toda su plenitud, con la cumbre del Cabrero a la izquierda (985 m) y La Mesa a la derecha (893 m). Si bajáramos lo haríamos a una hondonada llamada el Hoyo de los Helechos.


Si nos asomamos a la derecha vemos como se señala en el fondo del valle el A. Garganta, los cantiles finales del cerro de las Cuevas, a media altura Las Peñuelas y Albarracinejo y finalmente la doble giba del Ponce y el Albarracín.


Pese a lo escarpado del precipicio izquierdo los buitres han elegido La Mesa para anidar, seguramente por su mejor orientación a solana. Entre los dos labios de falla se forma un gran amontonamiento rocoso, que culmina, antes de descender hacia el nacimiento del Hondón, en el puerto del Cucadero.


Volvemos al sendero principal y a la izquierda encontramos este rancho serrano en ruinas. Podemos acercarnos si queremos conocer la estructura de estos caseríos: amplia corraleta perimetral de piedra seca, corrales de menores dimensiones para separar a los animales, horno, cocina, dependencia todo uso… Se la identifica como la casa del prestamista-usurero de la leyenda del cabrero. Hemos leído que recibe el nombre de Majá de Santo, aunque en los mapas aparece en las cercanías otra casa llamada cortijo del Santo.


En el exterior, donde prácticamente se vivía, una roca adaptada para “machar” aceitunas, nueces, almendras … y lo que surgiera.


El sendero, muy señalado, nos lleva hasta la gran dolina conocida como Llano del Callejón, fruto del modelado kárstico que ha ido trasformando, por disolución y otros procesos, las calizas permeables en arcillas impermeables.


Segundo mirador con cartelería informativa.


Aunque los senderistas suelen darse la vuelta en el mirador anterior es conveniente bajar un poco más para ver con mejor perspectiva el lugar. Aquí podemos imaginarnos al cabrerillo de La Mesa saltando limpiamente los más de 50 m de separación con su cantarillo de leche. Aunque otra de las leyendas nos sitúa al cabrero saltando en el justo momento en el que se iniciaba la separación de la falla y a los hijos del usurero cayendo al precipicio al no poder superarla.


Aljibe del Llano del Callejón. Eran pequeños almacenes de agua de lluvia protegidos para evitar la caída de los animales. (Imagen de enero de 2012, actualmente está más deteriorado).


Algunos senderistas suben al vértice salvando los lapiaces de ladera.


Abandonamos el lugar, volviendo la vista atrás, camino del puerto de Don Fernando. Otra leyenda más de este entorno sitúa a los Reyes Católicos en este lugar camino de Granada. Una versión dice que las mujeres de Benaocaz trajeron hasta aquí sus joyas para ayudar a los gastos de la campaña. Otra, que a modo de tributo, ofrecieron sus riquezas para congraciarse con los nuevos señores y así poder mantener su status (Benaocaz había sido recientemente conquistado por los cristianos). Lo cierto es que permanece el dicho: “En Benaocaz, la hembra lo más”.


Nos desviamos un poco del sendero para visitar esta solitaria encina denominada la Alcahueta. De porte humilde, con su producción de bellotas se aforaba la montanera de la finca y así calcular el número de cerdos a admitir; de ahí que esté registrada dentro del catálogo de árboles singulares de Andalucía. Su soledad es debida al intenso carboneo de los años 40 y 50 que arrasó estos grandiosos encinares.


Pese a la abundante lluvia desde el otoño hasta la primavera, esta se pierde por filtración en el permeable suelo calizo por lo que es necesario recurrir a los aljibes como este situado en la finca Puerto de Don Fernando. Nuestros amigo Manuel Limón lo catalogó para Conocetus Fuentes.


Estos aljibes estaban conectados con el caserío cercano para recibir las aguas de sus tejados que recogían las canales y por una tubería o reguera eran llevados hasta el depósito. Esta es la casa del Puerto de Don Fernando, como vemos en buen estado, semihabitada y centro de una explotación ganadera caprina y bovina.


Desde el aljibe buscamos el sendero y lo encontramos en esta calera. Un panel nos habla de tiempos no muy remotos en los que la piedra caliza, las aulagas y el fuego proporcionaban a los lugareños una forma de sobrevivir en estos agrestes lugares: la producción de cal.


Iniciamos el descenso hacia Benaocaz, bajando con cuidado, por un laberíntico sendero de piedras sueltas y breves tramos empedrados. Al fondo la sierra del Caíllo.


Volvemos la vista atrás y percibimos mejor el lugar por donde hemos bajado. Sería por la parte izquierda de la foto, coincidiendo en algún tramo con una antigua colada. Abandonamos en este lugar la finca Puerto de Don Fernando y entramos en la del Pajaruco.


Puente sobre el Pajaruco, arroyo estacional que puede volverse tremendamente fogoso o secarse ante la ausencia de lluvias. Lo cruzamos por el “puente romano” construido en 1940 por el pueblo para sustituir al antiguo paso de troncos.


Ya a las puertas del pueblo localizamos algunos llanos donde pasta el ganado. Cerrando el horizonte sierra Alta.


En un punto, al final del trayecto, mirando a nuestra derecha, aparece el castillo de Aznalmara a través de la angostura labrada por el Pajaruco entre sierra Alta y las últimas estribaciones del Endrinal.


Si hemos salido desde el Boyar a primera hora de la mañana llegaremos tras unas 4 horas de camino a la hora justa de degustar un buen almuerzo, por ejemplo, en este restaurante situado a la entrada del pueblo.



4 comentarios:

Jesús Ortiz dijo...

Perfecta entrada Pedro. Hace ya tiempo que no visito el Cabrero más que nada porque hay un aluvión de personas y prefiero sitios menos transitados. En este sendero he encontrado de todo, personas con cascos escuchando musica en el movil, grupos de hasta 40 personas dando gritos y desestabilizando la tranquilidad del lugar, en fin, que te voy a contar. Por eso prefiero lugares más tranquilos para pasear. Un saludo y buena entrada

Tercer Tiempo dijo...

Gracias Jesús. La hice un domingo y encontré bastante gente, por suerte parejas y grupitos educados. Después de patear mucha sierra, curiosamente no había hecho nunca el tramo Boyar-Cabrero-Benaocaz completo. Es una gran ruta, tiene de todo... y muchísima historia.

Louisette dijo...

Great landcape and shots.

Tercer Tiempo dijo...

Gracias Retriever, nos alegramos que nuestros paisajes y fotografías sean de tu agrado. La realidad aún es mejor.