CAÑOS DE MECA - PLAYA DE LA HIERBABUENA
El acantilado de Barbate o del Tajo es una
esplendida muestra de las fuerzas de la naturaleza, en este caso la actuación
de los procesos geológicos sobre un gran sistema de dunas y la erosión que
provoca el mar sobre el continente. El acantilado alcanza su plenitud cerca de
la torre del Tajo para descender suavemente hacia Barbate. Sendero lineal de
unos 7 km que puede quedar en 13 km si a la ida buscamos y entramos en los
diversos miradores y al regreso lo hacemos como paseo directo. Está situado
dentro del Parque Natural la Breña y Marismas del Barbate.
Datos de la ruta: 13 km (7 + 6) / 3h 30min (2
+ 1,5) / Altitudes: Entre los 4 y los 115 m / Enero’14.
El sendero dispone de buena señalización y
cartelería tanto en la entrada de Los Caños como en la de Barbate. Si partimos
de Los Caños, como fue nuestro caso, al final podemos optar por seguir hasta la
salida de Barbate o bajar a la playa de Hierbabuena.
Llegamos al punto de
inicio, procedentes del cruce de Vejer donde tomamos dirección a los Caños de
Meca, cruzamos el caserío y cuando intuimos el final aparcamos. Antes de llegar
a la cancela de entrada nos asomamos a un mirador donde pudimos fotografiar el
final de una de las playas de Los Caños (Guadalupe), a nuestra derecha.
El
cercano Farode Trafalgar sobre su tómbolo “avanzando” sobre el océano.
Y la
playa del Castillejo, a nuestra izquierda. En ella se inician el acantilado de
Barbate y por el pinar transcurre el sendero.
Cancela y cartelería al principio
del sendero. Está todo un poco escondido, la localizaremos al final de la
calle, donde se inicia un carril de salida e inmediatamente después del
cerramiento perimetral de un hotel.
Enseguida el sendero, una vereda muy
arenosa, empieza a elevarse y nos permite apreciar el océano y otra vez el
tómbolo de Trafalgar.
Al regreso hicimos esta otra foto con la marea más baja
quedando visible el arrecife del Cañaveral.
En este primer tramo aparecen los
pinos deformados de mil maneras por la acción del viento de Levante.
El origen
de este pinar que nos acompaña durante todo el trayecto está en la decisión de
los habitantes de la zona, hace más de un siglo (1895 a 1926), de repoblar el
lugar con pino piñonero principalmente para fijar el avance de las dunas
litorales y proteger al suelo de la erosión, además de la obtención del
apreciado piñón.
Playa del Castillejos, con difícil acceso, pero no imposible a
la vista de las pisadas de los paseantes.
Rápidamente nos vamos a elevar de los
15 m iniciales por encima de los 90, por una duna blanda, trabajosa en el
avanzar y como vemos muy pisoteada por los muchos senderistas y ciclistas que
hacen diariamente el trayecto.
Parte más empinada del sendero, mirando hacia
atrás, descarnada y con raíces superficiales.
Cada vez que podemos abandonamos
el sendero oficial y nos asomamos al impresionante acantilado, ya de 70-80 m en
este tramo aún inicial del camino. El gran escarpe es aprovechado por una
amplia pajarera que disfruta de lo inaccesible del terreno como refugio y lugar
para anidar: gaviotas, garcetas, garcillas, estorninos…
Al llegar a los 90-95 m
de altitud se forma una agradable meseta con grandes ejemplares de pinos y otra
vegetación arbustiva como palmito, lentisco, buenas masas de enebro marítimo, coscoja,
mucho romero, zahoreña… y un sendero más duro por el que se prospera con
rapidez.
A nuestra derecha vemos esta empalizada que nos anuncia otro mirador.
Estamos a la altura de Punta del Tajo y Punta Paloma.
Nos asomamos con respeto
a una pequeña ensenada donde se agitan las aguas entre los restos del
acantilado.
Fotografiamos una de estas “puntas” como vemos marcada por una
profunda grieta debida a la acción del océano en su parte baja hasta que
consiga su desmoronamiento.
En cambio en la parte alta es el viento el que
actúa afilando el saliente sobre el que llegamos a apreciar cómo se divisa el
agua del mar por un orificio.
A la vista la cercana torre del Tajo.
Otra
barrera de madera nos avisa del mirador del Acantilado. Estamos en la
culminación del mismo, sobre los 100 m. Abajo la plataforma de abrasión que
actúa como metralla con oleaje fuerte sobre la base produciendo el clásico
proceso de erosión, transporte y sedimentación en las playas cercanas.
En las
cercanías de la torre la valla de madera se refuerza con un muro de piedra tras
el cual podemos disfrutar de múltiples perspectivas de los grandes precipicios.
La
Torre del Tajo fue construida en el S. XVI con la misión de servir de vigía
ante las incursiones de los piratas berberiscos, formando parte, junto a otras
torres almeneras, de un complejo sistema defensivo. Es la segunda torre en
cuanto a altitud de la provincia (13 m).
De estos enormes paredones surgen
manantiales de agua potable. Al estar formados por estratos permeables
(calcarenitas sobre todo) e impermeables como base (margas arenosas) hace que
se filtren las aguas pluviales, se almacenen y aparezcan por el corte del
acantilado, formando desde pequeños humedales a importantes manantiales que
llegaron a ser aprovechados para suministro. Los musulmanes los llamaron Caños
de Meca.
Si nos fijamos en la foto anterior llegaremos a distinguir sobre las
aguas unos puntitos que son estos surfistas.
Dejamos el concurrido lugar e
iniciamos el descenso hacía Barbate que ya vemos al fondo. El sendero arenoso
se ha convertido en una amplia pista reforzada por zahorra que llegará ya hasta
el final del trayecto.
El caminante disfruta de la vista del mar que une su
color al del cielo y de cómo el acantilado se va haciendo cada vez más suave
hasta llegar a convertirse en playas y marismas que rodean Barbate.
Las aguas
transparentes nos permiten ver los fondos marinos en contraste con la
vegetación que baja por la ladera hasta la misma orilla. Al fondo, tras
Barbate, la sierra del Retín.
De pronto observamos que el paredón queda a
nuestra izquierda. Ya comentamos que los acantilados se formaron inicialmente
tras la aparición de una falla, una de cuyas fractura puede ser esta y que en
las cercanías del atlántico facilitó la formación de este impresionante
acantilado de gran desnivel de Barbate, el de mayores dimensiones de Andalucía.
En
este punto tenemos la disyuntiva de optar por estos dos senderos. La amplia
pista nos lleva hasta la carretera donde acaba el sendero oficial, alejándonos
del mar. La vereda de la Playa nos conduce hacia la costa. Nosotros optamos
seguir el camino que traen los senderistas.
Ya vemos perfectamente la playa de
Hierbabuena desierta en este soleado pero fresco día de enero.
El camino se
vuelve otra vez arenoso pero muy agradable con zonas sombreadas.
Seguimos una
senda que sale a nuestra izquierda y localizamos la fuentede la Hierbabuena, pensamos de un origen similar a los Caños de
Meca.
Damos por finalizamos el trayecto en esta rotonda ya a las puertas de la
playa de Hierbabuena. Volvemos sobre nuestros pasos aunque aun podríamos seguir
la vereda de la Playa durante unos 500 m hasta la carretera ya muy cerca del
puerto de Barbate.
Recomendamos visitar en Naturaleza, Sitios y Gentes la entrada "Los Chorros de Tío Alberto". Visita a este lugar, desde la playa de la Hierbabuena, por la base del acantilado.
8 comentarios:
Fenomenal como siempre, y además unas fotografias buenísimas. Saludos
Precioso lugar. Todo un acierto haber elegido esta ruta. Viendo las fotos y leyendo el texto me habéis transportado hasta allí. Enhorabuena
Gracias por vuestro comentario "Carlos" y "Sbtn". Un saludo
Preciosa ruta muy bien narrada, gracias.
Gracias Conchi, un saludo.
Precioso como siempre nuestro mar y una ruta muy atractiva
Sabéis si pueden llevarse perros en esta ruta
Entiendo que sí Ana. No es zona de reserva. Por allí pasea y corre mucha gente. Cumpliendo las normas de llevarlo sujeto no veo problema alguno.
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