El desfiladero que forma el Monumento Natural Tajos de Mogarejo se localiza en el cauce del arroyo Salado de Morón, afluente del río Guadaíra. Llegamos hasta la zona siguiendo el cordel de los Puertos a Montellano desde el mesón del Salado. Areniscas, calcarenitas y el paso del tiempo ha degradado estos materiales para formar oquedades de muy diversos tamaños llamados taffonis. El lugar se completa con un puente del siglo XVII llamado de la Vera Cruz, el molino harinero Pintao un doble palomar y las canteras de la parte alta. Montellano homenajea el lugar poniéndole su nombre a una calle.
El lugar elegido para la salida en una venta conocida como Mesón del Salado. Lugar tradicional de parada y celebraciones, parece que la “crisis” ha podido con ella. Para llegar hasta allí debemos hacerlo antes a Montellano, tomar dirección Sevilla y a unos 4-5 km la encontraremos, a la derecha de la carretera, frente a una gasolinera.
Vamos en todo momento por el cordel de los Puertos a Montellano. El carril es monótono, bordeado de lentiscos, acebuches y otros arbustos.
Nos entretenemos en ir localizando algunos ranchos como este de José Noguerón. Entre el caserío y nuestra senda cruza el gasoducto de Tarifa a Córdoba. En todo momento el arroyo Salado de Morón queda a nuestra derecha.
A lo lejos podemos visualizar el desfiladero por el que debe cruzar el arroyo para salvar la visible masa de areniscas y calcarenitas formando este singular enclave natural.
El Saldo de Morón apenas podemos verlos por formar un bosque galería. Cuando se acentúa la salinidad del suelo aparecen los tarajes.
El cordel debemos abandonarlo de forma brusca girando a nuestra derecha, frente a un rancho con depósito de agua. Nada más cambiar nuestro sentido de la marcha encontraremos una gran angarilla que cruzamos y avanzaremos por el carril superior, de los dos que encontramos paralelos, hacia los Tajos que se intuyen cerca.
En un punto del sendero encontramos esta doble posibilidad: carril amplio que baja para cruzar el arroyo y sendero hacia la izquierda. Este es el nuestro.
Ponto aparecen los primeros taffonis. El proceso de meteorización lleva a transformar la roca más dura en este albero amarillo mucho más blando. Lluvia y viento hacen el resto hasta producir estas atractivas oquedades.
Hemos cruzado este somier-angarilla que cerraremos, respetando una de las normas del senderista, para bajar a un olivar ya a las puertas del conjunto: molino, palomar, puente, arroyo, azud y laderas plagadas de taffonis de los Tajos de Mogarejo.
Decidimos empezar por el puente de la Vera Cruz, de un solo arco, airoso, aunque muy deteriorado ha aguantado desde el siglo XVII los embates del arroyo y del tiempo. Resulta chocante encontrar en este apartado lugar tan logrado puente.
Hemos leído en algunos informes que podría asentarse sobre cimientos romanos. En esta foto en detalle observamos el arrastre de materiales que dejan a la vista y en peligro de derrumbe la base de cimentación.
Desde el cauce del Salado aún resulta más altivo el gran arco.
Una posible explicación de la existencia del bonito puente, por el que no cruza ninguna vía pecuaria, es la cercanía del importante molino Pintao y las canteras que aseguran produjeron sillares para el Cabildo de la catedral de Sevilla.
Una vez cruzado el puente encontramos una estrecha senda que da a un olivar. Siguiendo el río encontramos un gran barranco sobre el cauce que nos sirve de mirador.
Frente a nosotros el mejor conjunto de taffonis.
Como este de gran tamaño formado tras el descuelgue de un gran bloque que veremos después.
Volvemos sobre nuestros pasos, cruzamos el puente y nos dirigimos hacia el gran palomar.
Pudo albergar cerca de mil nidos a lo largo y ancho de su interior. Aprovechado al máximo, fue muy conocido el palomar del Pintao hasta bien avanzado el S. XX. Desde sus nidos salían palomas para diversos puntos de los alrededores.
Palomeras con forma de cántaras embutidas en las paredes dominan en uno de los laterales. En el que está mejor estado, visible en la foto anterior, la estructura para el nido la forman dos grandes tejas opuestas.
El interior de la torre del molino también fue forrado de palomeras.
Acudimos entre arbustos a las instalaciones del molino harinero, tremendamente deterioradas, con un pasado y una importancia ganada a pulso por los molineros a los que acudían con sus cereales los agricultores de la campiña sevillana.
Aún puede verse el lugar que ocupaban posiblemente dos piedras de molienda. Al fondo una escalera que daba acceso al soberao; en el lado opuesto una chimenea. A la derecha el pozo de desagüe. Uno más de los muchos molinos abandonados por la región, aunque permanece su valor histórico, arquitectónico y antropológico.
Salimos del molino en busca del cao que aportaba el potencial hidráulico al molino, lo encontramos enseguida y lo seguimos en busca de la zúa o azud correspondiente.
En el trayecto aparece este enorme bloque procedente del derrumbe que señalamos anteriormente.
También localizamos algunos de los más bellos taffonis, algunos horadados, en clara fase de degradado.
En el techo de uno de ellos localizamos este nido.
Y finalmente el azud, volteado por la fuerza de alguna de las crecidas del arroyo.
Algunos compañeros trepan hasta lo alto de los Tajos para localizar las canteras. Estas se distribuyen a ambos lados del cauce. Como ya hemos comentado estos materiales se utilizaron en la catedral de Sevilla y edificaciones de la comarca. Una vez arriba el regreso se puede hacer por la cuerda del cerro hasta la frontal del puente y tomar el camino de regreso.
El mapa nos muestra la última parte del trayecto. El arroyo discurre por la cota 100-110 m por lo que se producen unos escarpes de unos 70 m en la zonas más abruptas.
Fotografías: Pedro Sánchez y Ernesto Pangusión
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6 comentarios:
Un paraje inesperado en la campiña sevillana. Estuvimos por allí en 2010 con la excusa de conocer el palomar de Pintado y nos llevamos una grata impresión. http://josemanuelav.lacoctelera.net/post/2013/01/11/palomares_de_la_campi-a-arquitectura-rural-desaparece
Excelente amigo todo rincón merece la pena y si encima aprendemos algo mejor. Saludos
Muy interesante lo de los taffonis Pedro. En los alcornocales son numerosisimos debido a la naturaleza arenisca de la zona. El palomar es la primera vez que lo veo y es curiosisimo las dos tejas contrapuestas para su construcción, habia visto ese metrodo para encauzar agua hacia fuentes y pilones pero no para hacer palomares, lo dicho, gracias por mostrarnos tan bellos parajes
Un reportaje exquisito, con ingredientes de primera calidad: exposición, imágenes e información del lugar. Saludos desde Arcos.
Saludos a todos.
- Te has movido por todos los rincones José Manuel. He visitado tu enlace y como siempre un buen trabajo de recopilación.
- Gracias Carlos, tenemos que coincidir algún día.
- Las areniscas por Grazalema nos llaman más la atención ante la abundancia de las calizas Jesús.
- Nos vino muy bien vuestra visita Trotones, no conocíamos el lugar hasta que no lo vimos en el blog.
Me encanta ese lugar para mi muy significativo hay vivía mi abuelo que era el molinero y donde se crío y vivió mi padre junto a, su familia y donde hoy descansa él
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