El
inicio de la ruta está, como en tanta ocasiones, en el puerto del Boyar, punto
crucial en nuestra sierra, donde se acoplan Pinar y Endrinal. Desde allí
pretendemos descender por uno de los laterales del corredor del Boyar,
concretamente por el cordel de Arcos, pegados a la carretera A-372, para bajar a
las Casas del Boyar, cruzar el arroyo Garganta, elevarnos hasta el sendero del
Cabrero, acercarnos a uno de los miradores del Salto y regresar por la pista
forestal que llega desde las Albarradas al punto de inicio. A tener en cuenta
que debemos atravesar propiedades privadas en la zona de los caseríos con
cancelas posiblemente cerradas.
Datos:
Unos 13 km / Unas 4 h 30 min / Desnivel: ± 545 m / Marzo de 2014.
Desde el mirador del Boyar tenemos a la vista casi
toda la zona a visitar. Saldremos hacia la derecha, por el borde del pinar
próximo a la carretera, cruzaremos el valle ya cerca del cerro de la Cuevas (en
mitad de la foto) y nos elevaremos hasta el Salto del Cabrero para volver por
la zona en sombra.
A medida que bajamos el gran Salto va tomando un aspecto
distinto, con más predominio de la desgajada ladera que queda a nuestra
derecha, La Mesa.
Desde la sierra del Pinar, de su ladera de solana, surge el
agua en múltiples puntos. Fuente de la
Ladera, con el Monete al fondo.
Sobre las encinas, restos de la gran
dehesa que ocupaba este valle y sus laderas destacan tres elementos orográficos
importantes: el Salto del Cabrero y el cerro de las Cuevas, entre los que se
encaja en singulares rápidos el arroyo Garganta, uno de los precursores del
Majaceite y cerrando el espacio la sierra de la Silla.
Por proximidad a la
fuente de Peñarroya hemos denominado a este nacimiento Manantial de
Peñarroya. Es posible que estén muy relacionados, llegando hasta aquí el
agua que ya no sale por la fuente.
Otra afloración más de agua (manantial del
Cordel de Arcos, nombre provisional) a la derecha del sendero. Forma un
buen reguero que cruzaríamos más abajo.
Descendemos hacía la primera de las
Casas del Boyar, la sierra se aleja y aparecen las praderas boyales donde
antiguamente pacían los bueyes, nobles animales de tiro a los que se les
reservaban los mejores pastos.
Fuente del
cortijo de los Santos (en los mapas del Santo), matiz que nos aclaró un
vecino. Cruzamos un par de cancelas sin candado, saludamos al cabrero que no
nos puso pegas en nuestro caminar, aunque bajo cada encina y en algunos bidones
los perros atados no cejaron en sus ladridos amenazadores.
Agua en la zona
por todos lados. Poco después del cortijo aparece esta alberca donde manaba y
rebosaba el agua con generosidad. La hemos catalogado como manantial de los Santos.
Nuestra intención era cruzar hacia el Garganta por los Barrancos, tras
obtener el permiso de José María o Carmen, pero encontramos todo muy cerrado.
También un candado impedía el paso en la propiedad siguiente y tuvimos más
suerte en la tercera donde un agricultor nos permitió cruzar entre su huerta.
Aún teníamos preparada una alternativa más siguiendo el camino que traíamos y
bajar antes de llegar a un arroyo que desciende desde las Albaricas.
De una
forma u otra debemos buscar este paso (ver mapas) donde hay una angarilla al
borde del mismo cauce y una portilla mayor al otro lado del mismo. El arroyo
llevaba bastante agua pero lo salvamos sin problema por una pasarela de piedra,
cruzando, además, del término de Grazalema al de Benaocaz.
Aunque en los mapas
aparece un viejo sendero que asciendo, optamos mejor por subir hacia la ladera,
ya del Endrinal, por un cortafuego o zona aclarada siguiendo “la raya”, como
nos aconsejó el agricultor de las Casas del Boyar.
Efectivamente ya alejados
del cauce logramos encontrar algún trazo de la antigua vereda aunque por el
cortafuego, aún con buena pendiente, se circulaba bien.
Guiados por el GPS
logramos localizar en un bello paraje el pilar de la Fuentezuela…
… y los restos del cortijo transformado en nave ganadera.
En este punto
conectamos con el sendero del Salto del Cabrero, al que llegamos guiados por el
track que previamente habíamos trazado ya que son rutas apenas transitadas por
los senderistas.
Al estar cerca
decidimos asomarnos, una vez más, a este mirador desde donde se domina
especialmente bien la gran falla tantas veces nombrada.
Además queríamos
visitar el pilar de esta otra fuente ya catalogada como fuente del Santo,
por su proximidad a las ruinas del antiguo cortijo de ese nombre.
Ya de
regreso fotografiamos la dolina de las Albarradas con sus singulares quejigos
mochos y el gran paredón calcáreo que la cierra al frente.
En un altozano de
la pista forestal que nos lleva hacia el
puerto encontramos este quejigo con muchas de sus raíces al aire por el rebaje
del carril y la pérdida de suelo. Al fondo va tomando protagonismos el Monete.
Tapado por el tronco se encuentra el puerto del Boyar, principio y fin de
nuestra ruta.
Creemos que se trata de una ruta novedosa en la parte que cruza de un lado a otro el corredor del Boyar por uno de sus lados más bellos, con las laderas de los dos grandes macizos del parque presentes.
1 comentario:
NOTA. EL TRAMO DE REGRESO HACIA EL BOYAR FUE CORTADO POCO DESPUÉS DE HACER LA RUTA, NO PERMITIÉNDOSE EL PASO POR EL CORTIJO DE LAS ALBARRADAS.
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