viernes, 4 de junio de 2010

BAJADA A LA ERMITA DE LA GARGANTA VERDE

Imprescindible ruta que debemos realizar si queremos conocer el estrecho cañón formado y recorrido por el arroyo Bocaleones al cruzar esta zona calcárea, entre las estribaciones de la Sierra de Zafalgar y el cerro Cambronera. Es necesario permiso para visitarla.
Ficha de la ruta. El Tercer Tiempo/Zahara.
La ruta en Wikiloc. MLimón/Rutas y Fotos.
Nada más iniciar el sendero, en las cercanías del Pto. de los Acebuches, debemos acercarnos a este mirador que nos permitirá situarnos y apreciar desde fuera el lugar a visitar. A la derecha el Monte Cambroneras (876 m), a la izquierda un cerro de 852 m perteneciente a la Sierra de Zafalgar.

Cuando regresamos al sendero principal, si miramos a nuestra derecha, podremos apreciar el cerro San Cristóbal, parte de la Crestería de la Sierra del Pinar y bajo ambos el Pinsapar, visible por la V que forma la Cañada de los Ballesteros.
Retomando el sendero veremos durante cierto tiempo el corte rojizo que aprovechan los buitres para anidar; forma parte de las importantes buitreras de la Garganta Verde. El camino nos llevará hasta su base. Al atardecer, los buitres buscando sus posaderos, pasarán literalmente por encima de nuestras cabezas, siendo fácilmente fotografiables.

Como este hermoso ejemplar de buitre leonado (Gyps fulvus) que pasó en vuelo majestuoso sobre nosotros buscando su lugar de descanso, impresionándonos el sonido especial de sus alas al cortar en aire.

Unos por encima nuestra, otros a la altura de nuestros ojos y otros por debajo patrullando por el centro de la Garganta, mostraron un espectáculo inigualable.

A medida que avanzamos y bajamos por la fuerte ladera, aparecen salientes, cornisas y farallones rocosos, restos de los antiguos pisos que formaron este lugar y que pudieron ir desmoronándose por la suma de varias acciones: la disolución de los materiales calizos y dolomíticos del liásico inferior, las erosión de las aguas superficiales del Bocaleones y el hundimiento de su lecho por la existencia de formaciones subterráneas.

Esta imagen puede representar los estrechos y empinados pasos que deberemos primero bajar y después subir en nuestro recorrido. En su monografía sobre Zahara, los Hnos. de las Cuevas, afirman que estos escalones fueron labradas por un carbonero ante la imposibilidad de continuar el camino.

Son muchas las aves que podremos ver y sobre todo escuchar en el reservado fondo del cañón. Llamativo resulta una pequeña colonia de mansos petirrojos que se dejan observar muy de cerca.

Y por fin llegamos la la Cueva de la Ermita o Ermita de la Garganta Verde, que por ambos nombres es conocida. Forma un impresionante cuarto de esfera de 50x25 m plagada de estalactitas y estalagmitas, orgullo del P.N. Sierra de Grazalema. En esta zona la diferencia térmica puede ser de hasta 10º C respecto al lugar de salida.

Toda la cueva tiene el aire de un gigantesco taller, donde un montón de piezas esperaran a ser terminadas. Ésta, parece la maqueta a escala de una montaña. Dicen los orientales que en lo pequeño está lo grande: que una gota de agua encierra los misterios del mar o que un hombre puede ser tan pequeño como un grano de arena y, a la vez, mayor que el infinito. Pensaba estas cosas, mientras veía como la arquitectura básica generada por el humilde gotear, reproduce las mismas formas que la erosión del agua de milenios modela una cordillera.(Ernesto Pangusión).

Parece que hubiera tomado vida y pugnara por salir del barro primordial. Es como un parto mineral que hubiera quedado a medias. Quedó así, muerto en mitad del esfuerzo en el que se jugó la vida hasta el punto de tensar la tierra como una verruga estira la piel que la rodea. Un manto de tracería pétrea cubre hoy su joroba como un sudario de respeto por aquél que pereció antes de tiempo. Nunca alcanzó la belleza de la creación acabada, pero nos habla de todo aquello que se truncó en el camino de la plenitud. (Ernesto Pangusión).

Así se ve la parte más estrecha del profundo cañón que se forma a pocos metros de la Ermita. Estamos a unos 490 m de altitud y los cerros que lo rodean llegan a los 876 m; casi 400 m de desnivel. En la parte más estrecha los acantilados se aproximan sólo unos 10 m. El Bocaleones es un torrente estacional que utiliza esta garganta como canal de desagüe hacia el Guadalete.

Esta mano-llamador marca el final de nuestro trayecto y da entrada a la Garganta Verde Integral. Se sitúa a la derecha del acceso, en la parte estrecha de la foto anterior, donde aparece la figura humana.

Si nos asomamos al inicio de la Garganta Verde Integral, veremos las zonas donde se forman las cascadas, los primeros pilancones o marmitas de gigante y los grandes cantos perfectamente pulidos y redondeados por las impetuosas aguas de este humilde arroyo de Bocaleones, antes arroyo de los Ballesteros y antes aún arroyo del Pinar formado por las "Caídas del Pinar" o gran abanico (cuenca de recepción) de escorrentías que bajan desde la Crestería por entre el Pinsapar.

Ya de regreso, las luces del atardecer, doran este cerro de más de 800 m, también ocupado por los buitre, chovas y otras aves de roquedo. Tras descansar en varios miradores y admirar la desembocadura del arroyo de los Volcanes, que cae en cascada sobre el Bocaleones, saldremos, por fin, de esta impresionante grieta cercana a Zahara de la Sierra, conocida y visitada por medio mundo.

El zoom de la cámara nos acerca el lejano vértice cónico del pico San Cristóbal, inicio de la crestería que conduce hasta el Torreón. Entre ambos las "Caídas del Pinar", origen de este arroyo que toma fuerza desde los 1648, para, en loca carrera, descender 1.150 m y tener suficiente impulso para cruzar este portentoso lugar en su búsqueda del Guadaleten no sin antes reposar sus aguas tras cruzar el puente de los Palominos.

Datos y referencias tomadas del libro La Sierra Norte, Carlos Bell y Agustín García Lázaro. Diputación de Cádiz.

2 comentarios:

Evil dijo...

Escueta pero resultona, gracias por el trabajo y anímate a completarla con la ruta integral.

Pesangil dijo...

Comentario tomado de Javier Arroyo:

Descripción que hicieron Chapman y Buck de su visita en 1901 a lo que denominaron "el escobio de la Yna de la Garganta" en su libro "Unexplored Spain" (La España inexplorada).
"Nuestra bajada a las invisibles profundidades se vio recompensada, a pesar de un terrible descenso -parte del camino con cuerdas- por el descubrimiento de una mágica cueva llena de estalactitas y estalagmitas rosas, azules celestes y opalescentes. El lecho del cañón, que desde arriba parecía estar cubierto de arena, resultó estarlo de bloques de diez pies de alto. Después de abrirnos paso por un tortuoso camino a través de éstos durante media milla, llegamos a la boca de la gruta. Tendría una anchura de casi 200 pies y una altura aproximada de la mitad, recordando su forma en cierto modo a la envoltura de un coco. La bóveda, de colores delicados se resiste a la descripción; el techo era rosa salmón brillante, convirtiéndose al pasar hacia dentro, primero en claro esmeralda, luego en verde oscuro, y finalmente en añil; al tiempo que la luz del sol reflejándose y filtrándose a través de las paredes de roca del cañón causaba efectos fantasmagóricos como se piensa sólo existen en el país de las hadas. La cueva estaba sostenida por pilares de estalactitas que parecían los tubos de un potente órgano, y de una textura tan suave y ligera que era sorprendente al tocarlas encontrarse con roca dura. El suelo también tenía grandes estalagmitas de gran suavidad y color marrón oscuro. Desde fuera se vislumbraba el cielo a través de una estrecha grieta entre dos paredes perpendiculares que se elevaban hasta 300 pies; y encima de ese nivel se levantaban los riscos de los buitres anteriormente descritos".