Una más de las múltiples rutas que se pueden trazar por la sierra de Líjar, también conocida como El Mogote de Algodonales. En esta ocasión hemos buscado los senderos de la ladera de solana, más pobre de vegetación que la de umbría, pero con su encanto por el paisaje del que disfrutamos hacia la sierra de El Gastor (Algarín y las Grajas), cerro Malaver, Zahara, Prado del Rey y toda la panorámica de la sierra del Pinar y el entorno del Parque Natural Sierra de Grazalema. Durante parte del recorrido la ladera nos tapa a Algodonales, aunque al final podemos percibir una panorámica completa. Usamos como inicio y fin de ruta la Fuente Alta, a la que se llega muy bien desde la A-384. Al ser circular podemos tomarla en cualquier dirección; nosotros usamos como inicio la vereda de Campo Huerta y como final un tramo del sendero de las Fuentes. Una vez acabada valoramos cuál era la mejor opción y a los que no nos gustan los descensos prolongados por senderos con gravilla (como es el caso de La Cañá) nos inclinamos más en hacerla en sentido contrario al que mostramos aquí, por ser más firme el suelo del que llaman nuestros amigos de Algodonales «Sendero de las Zetas» (por lo del zigzag).
Distancia: 11,2 km / Desnivel: ± 547 m / Duración: 5 h / Fecha: noviembre de 2024.
Muy bien restaurada, la Fuente Alta luce con todo su encanto a esta hora temprana de la mañana. La plaza donde se integra dispone de un suelo empedrado. Sigue siendo lugar de abastecimiento para Algodonales.
Junto a la fuente está el antiguo lavadero público. Una vez visitado el lugar iniciamos la marcha por la carretera de acceso/salida de Algodonales a la A-384, pero pronto la abandonamos para subir por la vereda de Campo Huerta.
En plena subida aparece un manantial en la carreterilla que usamos al principio de la ruta, nuestros amigos de Algodonales nos informan de una antigua fuente que fue cegada y brota por aquí.
Efectivamente, enseguida encontramos el antiguo pilar en estado calamitoso y a su lado restos del llamado Pocillo de los Arbitrios.
La subida culmina en el puerto de Campo Huerta, con una buena panorámica hacia la sierra del Tablón y Peñón de Algámitas. Nada más iniciar la bajada nos desviamos a la izquierda.
Tras algunas bifurcaciones, a tener en cuenta para no perdernos, iniciamos el sendero de las Zetas, señalado con el cartel «PARAPENTES», siendo un auténtico zigzag por la ladera de solana de Líjar. Algunos parapentistas usan este sendero para subir hasta las pistas de despegue de levante, cargados con su parapente.
Las vistas se amplían por momentos y enseguida aparece Zahara bajo el perfil de la sierra del Pinar. El pico que sobresale es el San Cristóbal, y tras la brecha (en la parte derecha), el Torreón, techo de la provincia.
Entre las brumas destaca el perfil de la sierra de El Gastor (Algarín y Las Grajas), y más a la izquierda el cerro Malaver.
El sendero va en continua subida, pero su trazado en serpenteo lo hace muy asequible. Algunas torrenteras bajan de la planicie como la cañada Tajo Campano que acabamos de cruzar.
A bastante distancia localizamos el cortijo Castillejo Alto, donde, se produjo el secuestro del algodonaleño Diego Román por parte de la partida de maquis de Darío, de Zahara de la Sierra (más info).
Importante localizar este cruce y girar a la izquierda. Por el sendero que sigue recto se podría llegar hasta la fuente de las Víboras.
Puerto del Viento. En un punto de la vereda que seguimos podemos salirnos de ella unos metros y asomarnos a un mirador con amplias panorámicas, incluso ver una parte del caserío de Algodonales.
A nuestra derecha queda este perfil pétreo bautizado por nuestros amigos de Algodonales como «Caratunio de Líjar» por aquello que recuerda a la famosa Cara del Tunio.
Nuevas figuras en esta zona muy rocosa coincidente con una profunda cañada. Por seguir nombrando la hemos llamado «La Ventana de Líjar».
Roque de Líjar en el borde del sendero. Recuerda al Roque Cinchado de Tenerife que se hizo popular por aparecer en los billetes de 1000 pesetas.
Salimos de la cañada por un estrecho pretil conocido como «El paso de la Cadena», no es peligroso, pero la cadena ayuda.
Dejamos la vereda y nos encontramos con una amplia pista que nos conducirá a la Casilla de las Latas.
Transitando por la pista encontramos un sendero bien señalado; si lo siguiéramos, tras una fuerte subida, llegaríamos directamente a la pista de despegue de Levante y a la planicie del Mogote.
A izquierda y derecha de la pista aparecen numerosos cipreses, evidentemente plantados en alguna de las repoblaciones junto a pinos piñoneros.
A través de sus piñas llegamos a la conclusión de que se trata de la conífera Tetraclinis articulata, conocida como ciprés de Cartagena, endemismo iberoafricano de amplia distribución en el norte de África y también localizado como población natural en las Sierras de Cartagena.
Pronto llegamos a la Casilla de las Latas, que fue en su tiempo un centro ganadero importante. Su deterioro avanza con rapidez, manteniéndose algunos muros verticales de la casa, el aljibe, las corraletas…
…y los niales, nidales o ponederos donde las gallinas trataban de juntar sus huevos para incubarlos, aunque sus propietarios se los quitaban a diario quedando uno falso para mantener la puesta.
Desde la Casilla hay varios senderos que conectan con La Cañá que baja a Algodonales, tomamos el más transitado, dejando a nuestra derecha este refugio de cabreros.
En lugar de seguir cañada abajo nos desviamos a la derecha hasta encontrar este cruce, a su vez, el camino de la derecha lleva al sendero de la Cruz (una posible alternativa si quisiéramos alargar la ruta). Nosotros tomamos el de la izquierda…
…que lleva hasta esta calera. Seguimos la estrecha vereda que baja y retrocede buscando el valle del arroyo por el que desagua la planicie y circula La Cañá de Algodonales.
Otra calera más, ésta en peor estado. En esta zona no faltó la materia prima (roca caliza) y el combustible (aulagas y gran variedad de arbustos) para obtener la «cal viva».
Perfecto perfil en forma de «V» abierta que forma el torrente que baja del Mogote, abajo Algodonales, realmente construido en el cono de deyección del torrente, y arriba Zahara y la sierra de Grazalema.
Cruce a tener en cuenta con las tres opciones que señalan las flechas y los rótulos. A) Podríamos dirigirnos a la derecha (ermita de la Virgencita) y volver a la Fuente Alta cruzando Algodonales. B) Seguir recto, llegar a las primeras casas del pueblo y callejear hasta la fuente. C) Seguir el sendero local de las Fuentes, que para nosotros es la opción más interesante.
Si llevamos un track con este waypoint (como el que proporcionamos) una corta trepada nos llevará a una interesante covacha o refugio con amplias vistas. Bajamos y seguimos el sendero entre innumerables rocas.
Bajo nuestro caminar hay un grupo de cuevas que estuvieron habitadas hasta mediados del siglo XX y algunas algo más. Se sitúan en la denominada cañada de las Cuevas, siendo complicado el acceso por las alambradas y tener que invadir fincas privadas.
A la que es más fácil llegar, apartándonos brevemente de la vereda, es a la cueva del Relojero. Bien documentado su uso por lugareños.
Aún permanece en pie uno de los múltiples pluviómetros de gran capacidad distribuido por los parajes serranos.
© de texto, Pedro Sánchez Gil.
© de las imágenes, Pedro Sánchez y José M.ª Gómez
© de la publicación Senderismo El Tercer Tiempo
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