Partiendo de la fuente
Grande, situada en la calle Real, cruzamos el arroyo de los Molinos, hoy día
encauzado pero que antaño produjo serios disgustos a su paso por el pueblo; para
tomar un sendero de paseo que baja a la depuradora para enlazar con la vereda
de Alcalá o camino de los Molinos, tras andar un tramo por la carretera.
Visitamos el molino de los Arcos, el salto de la Molinilla y un tramo de los
Escapes del río Trejo, para acabar a los pies del Guadalporcún, llamado también
por esta zona río Trejo.
Datos: 5,9 km Ida / 1:30
h / Desniveles: +49, -137 / 17-11-2013
Imagen de la fuente de mediados
del siglo XX tomada de “El Retrovisor” (Museo virtual de viejas fotos). Viene acompañada del
siguiente texto: "Fuente Grande y al fondo el lavadero donde las mujeres
iban a lavar la ropa en Alcalá del Valle (Cádiz), 1950".
Desde la fuente buscamos
uno de los puentes que cruzan el arroyo de los Molinos, nuestro compañero de
viaje hasta Setenil. Encauzado tras numerosas inundaciones, cruza todo el
pueblo y toma este nombre tras unirse los arroyos del Sotillo y el de las
Cuevas del Cuervo, al que en pleno casco urbano se le añade el arroyo Helechar.
Nuestro arroyo tiene una cabecera bien surtida por estos y otros afluentes que
ha permitido mantener un buen caudal para mover los molinos que le han dado
nombre.
La explicación de estas
reiteradas inundaciones está en la situación de Alcalá, en el punto de
confluencia de todos estos arroyos nombrados. Imagen de mayo de 2010 tomada de Andalucía Información.
Tras abandonar la
localidad por la zona del parque tomamos a modo de una vía de servicio que nos
lleva a esta gran depuradora con un lago artificial de decantación poblado de
patos domesticados pero también otras acuáticas.
Cuando finaliza la pista
de la depuradora nos vemos obligados a transitar unos centenares de metros por
la carretera, al coincidir en su trazado con la vía pecuaria Vereda de Alcalá
del Valle, hasta que ambas se separan en este punto.
El camino transcurre con
placidez, siempre cerca del arroyo y de algunas explotaciones ganaderas. En un
punto del cauce encontramos esta formación con algunas marmitas de gigante que
remarcamos.
Localizamos a lo lejos
Setenil de las Bodegas, sobre las copas del bosque galería que forma el arroyo.
Nos sorprende a la
izquierda del camino un gran cao que progresa y se bifurca sobre una
construcción nueva con aspecto de alojamiento rural.
Avanzamos un poco y
aparece el molino de los Arcos, del que se conserva (al menos a simple vista)
la gran arcada que soportaba el cao por donde llegaba el agua.
Según nos comentan fue
adquirido por unos forasteros con la intención de ser transformado en
alojamiento rural aunque no llegó a su fin el proyecto.
Vemos más de cerca los
arcos que le dan nombre. Al parecer el azud estaba ya cerca de Alcalá, siendo
arrasado por una de las grandes riadas que a veces coge el arroyo de los
Molinos.
Ya cerca de Setenil y
poco antes de desembocar en el Guadalporcún los Molinos presenta un caudal
aceptable, teniendo en cuenta la sequía que soportamos ya mediados el mes de
noviembre de 2013. También parece que la depuradora cumple su misión.
Estamos a las puertas
del pueblo y aparecen los grandes escarpes por los que se mete nuestro arroyo a
desaguar en el río principal. Un amable señor nos informa que estamos ante los
restos del molino de la Molinilla, encastrado bajo el roquedo y donde aún vive.
Nos habla de las excelencias de esta forma de construir respecto a las
temperaturas y del gran pasado de la maquinaria de su familia.
Intentamos adentrarnos
por el sendero visible en la foto para recorrer el paraje natural de los
Escarpes del río Trejo. Más o menos en este punto Molinos y Guadalporcún ya
progresan juntos.
Encontramos
construcciones con aspecto de ser usadas ocasionalmente.
Algunas construcciones
sobreviven “encaladas” del mismo color que el gran declive. En algunos puntos
el desnivel puede alcanzar los 50-60 metros.
Otro ruinoso caserío
guardado por fieros perros y dificultad en el avance ponen fin a nuestro caminar.
Ya de regreso
fotografiamos el Salto de la Molinilla, pequeño desnivel que salva el arroyo de
los Molinos antes de desembocar.
El inicio (final para
nosotros) de la vereda de Alcalá del Valle nos lleva hasta el Trejo, aunque al
preguntar por el pueblo parece más arraigado el nombre de Guadalporcún. Según
los mapas la chimenea se corresponde con una edificación conocida como la Jabonería.
Un paseo nos lleva a
estos bellos rincones de Setenil donde degustamos unas fantásticas migas
setenileñas acompañadas de las peculiares “masitas” con nuestro amigo Ramón
Vázquez. Más información en “Cosas de Comé”.
Ramón es el párroco del
pueblo y tuvo la amabilidad de enseñarnos la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de
la Encarnación en avanzada fase de restauración. Le prometemos una nueva visita
y un buen reportaje cuando las obras finalicen.
Trazado de la ruta siguiendo el camino de Alcalá del Valle o de los Molinos
El pueblo merece una
completa visita por sus peculiares calles y excepcionales viviendas denominadas
“abrigos bajo rocas”. El blog de nuestros colegas Trotones de Arcos nos la muestra al
completo en la mejor época: primavera.
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