Partiendo
del conocido puerto de las Viñas, cercano a Villaluenga del Rosario, tomamos el
sendero de los Llanos del Republicano, pero inmediatamente nos desviamos a la
derecha por la colada. Pronto encontramos la antigua venta Clavellina y su gran
fuente. Por terrenos a veces muy encharcados bajamos hasta localizar la escuela
de Barrida y en el entorno cercano unos ortostatos que algunos relacionan con
un dolmen; una gran era y unas corraletas (para otros un antiguo cuartel de la
Guardia Civil). Nos desviamos del
clásico camino de Barrida para visitar el lapiaz de El Chorrero, impresionante
formación geológica de dimensiones reducidas pero formada por infinidad de
grietas y bloques labrados por las aguas del arroyo de la Higuereta antes de
precipitarse por la conocida cascada. Desde allí tomamos arroyo arriba para
acceder al torcal del Rincón de Nieto por la entrada más cómoda; lo visitamos
hasta su final para llegar a un mirador natural y retroceder (merece la pena
hacer este doble recorrido para captar mejor las mil formaciones rocosas que lo
constituyen), buscando la salida hacía los Llanos del Republicano. Volvimos al
lugar de partida por el pinar, pasando por la casa de Las Merinas.
Impresionante por su belleza este pequeño torcal y su agradable y asequible
camino interior, apenas separado de la sierra de Líbar formando una unidad
propia de unas 40 ha.
El
puerto de las Viñas, situado a 940 m sobre el nivel del mar, es lugar habitual
para iniciar varias rutas. Separa a la sierra de las Viñas de las primeras
estribaciones de sierra de Peralto. Las mejores vistas se corresponden con el
carril por el que hemos llegado: la sierra de la izquierda, la del Caíllo; la de
la derecha, la del Endrinal.
Iniciamos
en descenso siguiendo la pista forestal que lleva a los Llanos del Republicano,
pero inmediatamente tomamos a la derecha la colada de la Plaza de Toros.
Seguimos la bajada hasta encontrar el pilar de la Venta.
El
nombre de la fuente se refiere a la venta Clavellina (Clavellino en mapas históricos), como vemos en estado
ruino, pero con un pasado importante. Punto de encuentro de los numerosos
habitantes del lugar en tiempos pasados.
En
un momento dado, por encima del pinar localizamos un pequeño macizo,
ligeramente separado de la sierra de Líbar. Esa es nuestra meta. Desde aquí
parece complicado cruzarlo como pretendemos.
Se
comenta que en este punto es realmente donde se recogen las mayores
precipitaciones de la sierra de Grazalema. Tras fuertes lluvias la zona
realmente presenta muchos encharcamientos y arroyadas como esta.
Angarilla
coincidiendo con la Cañada Real de los Bueyes de Ronda, que cruzaremos pero no
seguiremos.
Un
sendero poco transitado nos lleva hasta la antigua escuela de Barrida (cercana a la antigua casa del Quejigal). En el Cuaderno de Campo Payoyo, en un
magnífico artículo, nos cuenta Selu la historia conmovedora de este colegio
rural, fundado hacia 1920, en uso hasta la década de 1950 y que llegó a tener
matriculados 80 alumnos.
Vista
trasera del camino andado. En el llano, conocido por El Quejigal, la escuela y
ante nosotros unas losas verticales que algunos identifican con un dolmen…,
…en
sus proximidades una amplia era.
Muy
cerca unas corraletas (algunos nos han asegurado que fue un cuartel) completan
el lugar. Este núcleo rural tan cercano nos ratifica de la importancia agrícola
y ganadera del lugar, con amplio campos para el cultivo de cereales y el
pastoreo de cabras, ovejas, vacas y cerdos.
Antes
de buscar el torcal nos acercamos a un altozano para poder observar esta
maravilla de la naturaleza: un damero monocolor formado por polígonos
irregulares, labrado por…
…el
pequeño arroyo de la Higuereta. Sus aguas, tras cruzarlo por infinidad de
canalillos y un cauce principal, se precipitan
finalmente en una cascada llamada El Chorrero de Villaluenga. Este vídeo de Paco Rodríguez (2018) nos puede hacer una idea de su magnitud momentánea
tras fuertes lluvias.
Para
buscar una senda que nos lleve hacía el torcal, lo mejor es localizar esta
choza semiderruida, aunque no hace muchos años pudimos entrar en ella.
Iremos
paralelos al arroyo de la Higuereta, que estará siempre a nuestra izquierda y
las caídas del gran farallón final del torcal a nuestra derecha…
…hasta
encontrar a modo de un pasadizo entre moles rocosas, muy agradable de cruzar,
que culmina en una muro de piedra con un saltadero y tras él la entrada.
Para
hacernos una idea lo mejor es una imagen aérea, sobre la que hemos superpuesto
el track.
Cabras
domésticas nos reciben encaramadas a los primeros agrupamientos rocosos.
Y
pronto empieza el espectáculo de las mil y una formaciones rocosas del torcal:
amontonamientos anárquicos, caos total…
…otros
más ordenados formando castilletes y variadísimas formaciones más, que
preferimos sean descubiertas por los senderistas que se aventuren por allí.
En
uno de los llanos o dolinas, perfectamente labrado en una roca del lugar,
localizamos este abrevadero recogedor de las aguas pluviales de una
escorrentía: Pilón del Rincón de Nieto.
En
algún momento nos olvidamos de las formaciones rocosas, el pasadizo se ensancha,
apareciendo encantadores lugares colonizados por encinas.
Nos
acercamos al final cuando localizamos una dolina más, ésta bastante amplia.
Nuevo
ensanchamiento del desfiladero y murallón frente a nosotros. Nos acercamos a su
término.
Percibimos
el final del pequeño macizo porque desaparecen las rocas a nuestra derecha
dando paso a un amplio horizonte. Es el momento de volver y…
…visitar
nuevamente la gran quebradura, bien poblada en algunos puntos por encinas y
decenas de arces de Montpelier, que parecen encontrar aquí el lugar ideal para desarrollarse.
Salimos
del lugar buscando un muro. Quedará a nuestra izquierda el Abrevadero del Rincón de Nieto, que coincide con la cañada de ese nombre.
Ya
fuera y antes de cruzar una cancela visitamos lo que fue un centro ganadero,
con sus típicas corraletas y vivienda
Iniciamos
el regreso tratando de completar una ruta circular. Miramos atrás y vemos ahora
muy bien el bonito Torcal del Rincón de Nieto y el sendero que hemos hecho de
ida y vuelta por su mitad.
Avanzamos
por un sendero muy cómodo dejando a nuestra derecha los enormes murallones que
forma la sierra de Líbar. Esos picos que vemos se acercan a los 1100 metros.
Cruzamos
una cancela que coincide con el pozo de la Vera. A partir de aquí torceremos
hacia la izquierda buscando…
…la
casa de las Merinas, lugar habitado donde se produce un magnífico queso que se
vende en Villaluenga, que vemos en la imagen una vez dejado atrás el lugar,
para dirigirnos hacia el pinar.
Debemos
ir atentos hasta localizar este paso. Lo cruzaremos viniendo desde dentro, donde está el compañero senderista y una vez superado
torceremos a la izquierda para seguir ya siempre paralelos a la alambrada…
…hasta
encontrarnos con la fuente de los Huertos, con un solo caño al que no suele
faltar el agua. Según nos comenta su catalogador, José Luis Valencia, «antiguamente
las gentes del lugar llevaban a los niños a esta fuente para bañarlos en la
alberca y que bebieran sus aguas ya que se decía que "abría las ganas de
comer". Se dice que son aguas ferruginosas.»
Mapa
de la ruta sobre cartografía del IGN.
©
del texto y las imágenes Pedro Sánchez.
©
de la publicación Grupo
de Senderismo el Tercer Tiempo.
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